Nuestro escenario actual: tus datos personales, tus comunicaciones, tu dinero y en el futuro tus pensamientos digitalizados, todo alojado en servidores al otro lado del mundo, regidos por leyes ajenas y algoritmos propietarios. Por eso, en pleno 2025, la soberanía digital europea no es un simple eslogan político y burocrático. Suena muy cyberpunk, pero es una de las batallas en las que los gobiernos tendrían que estar unidos contra un poder tecnológico global ajeno.
Menos Silicon Valley, más Bruselas
La Unión Europea, histórica y actualmente dependiente de tecnologías «Big Tech» americanas, ha decidido que ya no quiere vender su alma digital. Con iniciativas como Gaia-X, Wero o el impulso del Foro D9+, Bruselas busca controlar su infraestructura digital, estándares, algoritmos y datos.
Pero, ¿puede Europa desconectarse del imperio americano y construir su propio sistema? ¿y qué son exactamente estas iniciativas?
Gaia-X es un proyecto que busca crear una infraestructura de datos europea, abierta y federada, basada en principios de transparencia, seguridad y soberanía.
Wero es un nuevo sistema europeo de pagos digitales, pensado como alternativa a gigantes como PayPal o Apple Pay.
El Foro D9+ reúne a los países más digitalizados de la UE para coordinar políticas que promuevan innovación tecnológica y ciberseguridad a escala continental. Y en su última declaración decían estar comprometidos con colaborar y conectar la innovación con los países de Europa y otros con los mismos valores.
¿Y España?
España está desempeñando un papel sorprendentemente relevante. Desde la creación de la Sociedad Española de Transformación Tecnológica (SETT) con 16.000 millones de euros en inversiones, hasta la apuesta por infraestructuras de nube soberana con empresas como Telefónica o Arsys para volverse protagonista del relato.
Además, España participa activamente en proyectos europeos como IPCEI-CIS, para desarrollar tecnologías de computación en la nube. Ahí fomenta espacios de datos compartidos para sectores como la salud, la movilidad y otros, y ha impulsado la regulación algorítmica de plataformas digitales mediante la CNMC como coordinador nacional.
Y sé que lo estoy contando en un momento delicado de actual gobierno, pero creo que debería ir más allá de cualquier gobierno. De lo que no estoy seguro es de si apoyando esto estamos siendo pioneros o cómplices de un nuevo tipo de control.
La soberanía es una jungla
Gaia-X es uno de los proyectos bandera, y como ya he comentado busca crear una nube europea abierta y federada. Pero, siempre hay un pero, algunas de las empresas fundadoras son estadounidenses. Entonces, ¿puede construirse una infraestructura soberana sobre pilares de dependencia? Evidentemente no lo parece para nada, por lo que críticas no le han faltado y con razón.
Para más debate la propuesta de notas de comunidad por parte de plataformas como Meta o X, donde están abandonando la moderación del contenido para descentralizarla. Hay libertad de expresión, pero ¿quién decide lo que es verdadero? ¿La multitud? ¿Los algoritmos? ¿Un híbrido?
DECODE, nacida en Barcelona, es una iniciativa que apuesta por devolver el control de los datos a los ciudadanos usando blockchain y tecnologías descentralizadas. Suena revolucionario. Suena libre. Pero también suena a startup idealista o, tal vez, compañía rebelde salida de un relato de William Gibson. La descentralización empodera, pero también dispersa el poder hasta hacerlo incontrolable. ¿Existe un equilibrio?
Bienvenidos a la jungla cyberpunk de la desinformación, la vigilancia que no es vigilancia y el control que no es control.

