En los últimos años, el término cyberpunk ha sido capturado por un fenómeno multimedia tan masivo como fascinante: el videojuego Cyberpunk 2077. Esta obra de CD Projekt RED no solo ha revitalizado el interés en la estética y las temáticas del género, sino que ha llegado a monopolizar la conversación digital en torno a él. Su éxito ha sido rotundo: más de 30 millones de copias vendidas, una comunidad activa, constante contenido generado por usuarios, actualizaciones, expansiones, mods y el exitoso lanzamiento del anime Cyberpunk: Edgerunners, que atrajo a nuevas generaciones de fans.
Sin embargo, esta enorme presencia mediática ha tenido un efecto colateral importante: el término «cyberpunk» se ha vuelto casi sinónimo del juego.
Una simple búsqueda en Google lo confirma. El aluvión de resultados vinculados al videojuego oculta, desplaza y hasta borra de la primera página de resultados gran parte del material referente al cyberpunk anterior, desde su literatura fundacional hasta sus expresiones más amplias en el cine, el arte, la música y la filosofía. A medida que el contenido sobre Cyberpunk 2077 se multiplica, otros pilares del género se ocultan involuntariamente cada vez más, especialmente para quienes intentan descubrir o redescubrir el movimiento más allá de V y Night City.
Redescubriendo el Cyberpunk
El cyberpunk es mucho más que un videojuego o una estética distópica con neones. Se trata de un movimiento cultural amplio que nació en los años 80 como una respuesta crítica a los avances tecnológicos, el capitalismo salvaje y la alienación urbana. Su campo de influencia abarca la literatura, el cine, la música, el arte, el diseño gráfico, la moda, la filosofía política y hasta la teoría social. No es solo una narrativa de hackers y megacorporaciones; es un espejo de nuestra realidad futura.
En literatura, autores como William Gibson o Bruce Sterling contribuyeron a definir un estilo «high tech, low life». O autores más modernos como Neal Stephenson o más antiguos como Philip K. Dick que son referentes. En el cine, obras como Blade Runner, RoboCop, Akira y Ghost in the Shell continúan siendo referentes inevitables. En la música, géneros como el synthwave o el industrial también recogen el legado del cyberpunk clásico, así como artistas visuales que desde hace décadas han retratado mundos urbanos decadentes dominados por tecnología, máquinas y datos.
Es importante recordar que el cyberpunk no es una franquicia, sino un lenguaje cultural. No es una marca, sino una advertencia.
Estrategias para Navegar el Ruido Digital
Afortunadamente, existen formas de recuperar el acceso a la riqueza original del género. Excluir términos como «2077» en las búsquedas puede ser una estrategia básica pero útil para reducir el ruido del videojuego. La mayoría de buscadores permiten escribir «-2077», nótese el guión delante, para excluir el término.
También ayuda buscar expresiones más concretas como «libros cyberpunk en español» o «películas cyberpunk de los 80», o visitar foros, wikis y revistas digitales o blogs especializados en ciencia ficción. Es lo que yo intento.
La paradoja de lo mainstream
El cyberpunk nació como una respuesta crítica a las crecientes tensiones entre tecnología, control corporativo y deshumanización. Obras como Neuromante o Blade Runner, de las que ya hemos hablado aquí, no solo mostraban futuros distópicos plagados de neón y lluvia ácida, sino que planteaban una mirada cínica y radical hacia el poder, la identidad y la alienación en una sociedad tecnodependiente. Era un género rebelde, subversivo, que hablaba desde los límites del sistema.
Hoy, sin embargo, resulta irónico, y hasta contradictorio, que el cyberpunk haya sido absorbido y vendido por las mismas estructuras que solía cuestionar. Cyberpunk 2077, desarrollado por una gran corporación y promocionado con campañas millonarias, se presenta como una experiencia transgresora, pero desde un escaparate perfectamente integrado en el mercado. Tengo la sensación de que han sabido dirigirlo muy bien a las audiencias masivas que muchas veces consumen el estilo sin saber de dónde venía eso y sin conectar con el fondo crítico.
¿Puede el cyberpunk seguir siendo subversivo cuando ha sido digerido por el capitalismo que denunciaba?
Conclusión
Que solo me apetecía quejarme porque se me ha hecho difícil navegar entre lo que me gusta, que no es solamente el videojuego. No, en serio…
Cyberpunk 2077 es un logro indiscutible. Su diseño, narrativa, ambientación y el impacto que ha tenido en la cultura popular contemporánea son enormes. Ha traído a millones de personas al género, ha inspirado nuevo arte y ha abierto una ventana brillante, aunque corporativamente empaquetada, al universo cyberpunk. Pero a la vez, su éxito ha generado una distorsión en la visibilidad del resto del ecosistema. Hoy, encontrar información sobre los orígenes y las expresiones clásicas del cyberpunk siento que requiere un poco más de esfuerzo. El algoritmo prioriza lo más reciente, lo más visual, lo más monetizable, y eso no siempre es lo más esencial.
Ojo, no se trata de rechazar Cyberpunk 2077, sino de no dejar que ensombrezca al resto del cyberpunk, sobre todo para nuevas generaciones que ya perdieron o nunca vieron ese tren. En un mundo cada vez más cibernético y menos humano, recordar de dónde viene el género puede ser el acto más cyberpunk que nos queda, y eso es lo que intentaré seguir haciendo aquí.

